La salud mental se refiere al equilibrio entre una persona y su entorno sociocultural, abarca el bienestar físico, emocional y social e influye en cómo piensa, siente y reacciona ante la vida. También ayuda al manejo de estrés, toma de decisiones y la forma de relacionarse.
Mantener una salud mental beneficia la recuperación rápida de enfermedades físicas, genera relaciones significativas, propicia un estado de bienestar constante y proyectos para el futuro, además de mejorar la calidad de vida de las personas.
Tips para mantener una mente saludable:
• Comer sano, practicar una actividad física y regular las horas de sueño
• Dedicar tiempo a lo que genere bienestar, pensar positivo y meditar
• Hablar de los sentimientos y emociones con alguien de confianza
• Aprender a soltar y dejar de ser aprensivos, reconociendo las fortalezas y virtudes
• Perder el miedo a equivocarse y recurrir al buen humor, siendo resiliente y amoroso con uno mismo
• Buscar ayuda profesional si es necesario
Fortalecer la salud mental nos permite enfrentar de manera distinta la vida, mirar las dificultades como experiencias, aprendizajes y oportunidades. Cuidado con lo que piensas de ti, tu mente cree todo lo que le dices, así que mejor agradece, suelta y evoluciona. Esto se logra trabajando tu autoestima y amor propio.
La autoestima es un conjunto de valores, sentimientos, pensamientos, emociones y apreciaciones que la persona tiene de sí mismo que influye en nuestra manera de ser, estar y actuar. Vinculada al amor propio, bienestar personal y al desarrollo social, hace referencia a la valoración positiva o negativa que tenemos de nosotros y la forma de relacionarnos con los demás.
Existen 3 tipos de autoestima:
Autoestima alta o positiva: la persona se siente bien consigo misma, es asertiva, tolerante, segura, abierta a recibir la vida como se presente, focalizada a lograr sus objetivos, sin comparaciones ni juicios, manteniendo un equilibrio emocional.
Autoestima baja o negativa: la persona no acepta ser quien es, se percibe insegura, le es difícil mirar lo positivo de su vida, se mantiene al margen de cualquier situación por miedo a fallar o a ser juzgada, necesita la aprobación del otro y se encuentra en un desequilibrio emocional.
Autoestima inflada: la persona crea una imagen desproporcionada de sí misma, exige perfección y es demandante de halagos, busca siempre ser el centro de atención, tener la razón y mantiene un rol de superioridad respecto a los demás. Excéntrico, ególatra y narcisista. No es más que el disfraz de una autoestima baja.
3 estrategias para desarrollar una autoestima alta:
• Reconoce tus virtudes y fallas, evita compararte
• Piensa en positivo y acéptate como eres
• Ámate y respétate
Ahora bien, entendamos por amor propio, un estado emocional y mental que se construye a través de la paciencia, el trabajo continuo de escucharse sin juzgar, creer y reconocer las propias fortalezas y debilidades, sentirse orgulloso de sí mismo, tener autocuidado, mirar los intereses, valores y acciones personales.
Es tener el compromiso de aceptarse, amarse y reconocer fortalezas en momentos difíciles, es dejar de esperar el reconocimiento de los demás y voltear la mirada a sí mismo, valorarse y reconectar. El amor propio también es saber que habrá momentos en los que no se estará del todo bien consigo mismo y eso está bien, es poder convivir con las luces y sombras que todos tenemos en nuestro interior. Amarse es escuchar, saber y reconocer lo que se piensa, siente, necesita y quiere en relación con uno y con los demás; sin poner al otro por encima y colocarse a sí mismo como prioridad en la vida.
Amarse es conocerse y la psicoterapia acompaña en este proceso.
Para concluir, proponemos un ejercicio para mirar tu autoestima y amor propio y asi mantener tu salud mental:
Todos los días mírate al espejo y háblate bonito, agradece poder despertar y respirar; disfruta de todo lo que percibes, escuchas y sientes.
Pregúntate:
¿Qué necesito?
¿Qué deseo?
¿Cómo me cuido?
¿Cuál es mi proyecto de vida?
¿Qué hago cuando quiero decir no?
¿Me perdono cuando me equivoco?
¿Quién me rodea y cómo me siento con ellos?
Y por la noche, antes de ir a dormir, no olvides reconocerte mínimo un logro de tu día.
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